Cómo ser una buena jefa
Si tu concepto de ser jefa es pasar el día dando órdenes desde una oficina, andar bien vestida y ganar mucho dinero, estás en lo correcto. Sin embargo, ese concepto básico y estándar te dejará en un lugar sin trascendencia ni impacto en tus colaboradores. Ser jefa te invita a dar un paso hacia el liderazgo, y éste se alcanza cuando te bajas del pedestal y empiezas a sentir como aquellos que están debajo de ti en el tabulador de cargos.
Ser jefa es una gran reto. Desde mi experiencia como mujer te aseguro que ser jefa es un gran reto, pues a diario nos esforzamos para demostrarle al mundo que somos mucho más que una cara bonita, y de hecho, se ha comprobado que las mujeres que llegan a ser jefas, de cualquiera que sea el oficio, tiende a tener mucho más éxito, ya que conjuga muy bien la disciplina con la motivación.
Es por eso que quiero compartir con ustedes, mis queridas hispanas, unas claves esenciales a la hora de querer ser una excelente jefa. Todas tenemos la capacidad para serlo; sin embargo, aprendamos a pulir bien esa experiencia para implementarla en la práctica.
Todo comienza en tu liderazgo. Y es que debemos comenzar por lo primero: saber cómo manejar el liderazgo, que viene aliado a tus virtudes y emociones. Todo ello conociendo a fondo a qué se dedica la empresa o emprendimiento que te corresponde dirigir, con el fin único de alcanzar las metas deseadas.
Respeto ante todo. Partiendo de este punto viene lo más importante, y no es más que crear un equipo de trabajo en donde prevalezca la unión, el entendimiento, el respeto, la igualdad y la humildad.
Abre las puertas de la comunicación. Para ello debes ofrecer las herramientas necesarias y no dar todo por sentado, preguntando siempre, a cada integrante o grupo en general, si son capaces de hacerlo o cuál es el motivo que les impide realizarlo. El escuchar y disipar las dudas, es lo fundamental para ser una líder. Y si hay errores, debemos admitirlos para aprender juntos.
Da excelente ejemplo. La disciplina, como les hablé en un principio, juega un papel fundamental. Es que debemos crear normas, desde la puntualidad hasta el orden. Allí es donde debemos como jefa ser ejemplo en la acción y no sólo en la palabra.
Reconoce y el trabajo bien hecho. El ejercicio diario es la motivación para alcanzar la meta, haciendo el reconocimiento cuando se logra lo pautado, sin olvidar las exigencias, siempre con un lenguaje positivo, con frases de afirmación, siendo el reflejo y el motor del éxito.
Aprende a delegar. Además, es vital saber delegar tareas, conociendo las virtudes y debilidades de cada uno y del grupo en general, para siempre tener un equilibrio, en el que incluso estés involucrada a la hora de resolver o ayudar en la labores.
Valora el tiempo de los demás. De esa manera, podrán cumplir con el suyo y tener un ambiente armonizo de trabajo y cordialidad.
Lo bueno de ser mujer y líder, es que somos más honestas, seguras de sí mismas, porque sabemos de lo que somos capaces, entendemos de la vida de manera personal y hace que tengamos más capacidad de resolver los conflictos y saber celebrar los triunfos.
Te recuerdo, nunca dejes de cargar tu mejor accesorio a la hora de impactar: tu sonrisa y ganas de cautivar. Invierte en mejorar tus capacidades profesionales y que tu meta a alcanzar es dejar huella positiva en quienes te rodean, más allá de ganar más y más dinero.